viernes, 27 de febrero de 2009

MIENTRAS CAMINABA



Hoy he estado en el campo. Después de muchos días mordiéndome las ganas, teniendo ya alucinaciones propias de mi adicción campestre, por fin he podido beber de lo verde e inflar mis pulmones hasta la próxima vez.


Mientras caminaba, pensaba en aquellas personas con las que me hubiese gustado compartir todo esto. El silencio, los aromas, los colores, la luz...

A ellos va dirigida la entrada de hoy, por si parte de lo que he sentido les ha llegado al menos intuitivamente.


jueves, 26 de febrero de 2009

UNA TERCERA OPCIÓN



POEMA DE BILLY COLLINS

Algunos días pongo a la gente en sus sitios en la mesa,

les doblo las rodillas,

si se puede

y los siento en las sillitas de madera.


Pasan la tarde mirándose,

el hombre del traje marrón,

la mujer del vestido azul
completamente inmóviles, bien educados.

Pero otros días, es a mí
a quien cogen por los riñones,
me introducen en el comedor de una casa de muñecas
y me sientan con los demás ante la larga mesa.


Muy gracioso,

pero ¿te gustaría

no saber hoy

qué vas a hacer mañana,


dar vueltas por ahí como un dios vívido,

con los hombros en las nubes,

o sentarte entre el papel pintado,

mirando al frente con tu carita de plástico?


Realmente aterrador este poema. Tanto que ofrezco una tercera opción:
¿Qué tal si todos los días tratamos de que no nos cojan por los riñones y nos manejen al antojo, y también procuramos por el contrario no manipular a los demás, haciendo de ellos muñecos que alivien y colmen nuestras necesidades?


martes, 24 de febrero de 2009

IMPERFECTA



"Tengo una amiga que ha caído víctima de los libros de autoayuda. Empezó como un pasatiempo inocente, pero pronto empezó a criticar a todos por no sé qué zonas erróneas que tenían. Luego se volvió asertiva, tanto que daba miedo, y así fue perdiendo amistades. La fui a ver ayer, y estaba haciendo tai-chi, creo, en una posición muy rara, y me dijo que había aprendido a respirar, que hasta ahora no sabía. Como se ha vuelto autosuficiente y segura de sí misma, tanto le da todo, sin miedo alguno a decir que no, pero sin nadie a quien decírselo".

viernes, 20 de febrero de 2009

LO QUE NUNCA ME PODRÁN QUITAR



No me podrán quitar nunca
la infancia,

el olor de las rosquillas recién hechas,

lo que vi con seis años mirando a la luna
,
aquella sensación de amor incondicional,

pasara lo que pasara,

hiciera lo que hiciera.


No me podrán quitar nunca

la inquietud del primer beso,

la esperanza juvenil

de que el príncipe azul existía,

la amistad por encima de todo,

el descubrimiento del refugio interior.


No podrán quitarme nunca

la primera vez que vi una montaña,

las tardes de césped en la Facultad,

la risa interminable con mi mejor amiga,

el sabor del bocadillo a media tarde,

aquella canción en mi memoria.


No me podrán quitar nunca
el placer de amar a mis hijos,

la vocación de enseñar lo poco que sé,

la fuerza de una voluntad poderosa,
el asombro de existir,
mi última esperanza.

No me podrán quitar nunca
el deseo de lo que no puedo tener,
poder hacer cualquier cosa
con la imaginación,

las ganas de volar,
algún poema en mi cabeza,
ese sueño que tuve.


No podrán quitarme nunca

la intensidad con la que amo,
el deseo de compartirlo todo
-lo que vi, lo que escuché,

lo que sentí-,

el calor que todavía guardo
de algún gesto amable.

Y no podrán quitarme nunca
lo que sólo depende de mí,

el eje que me hace mantenerme en pie:

sentirme a pesar de todo
y para siempre,

partícipe del milagro único
de estar viva.


miércoles, 18 de febrero de 2009

EL BESO DE LA ARAÑA



Un día descubrí una araña viviendo en un rincón de mi habitación. Como me gustan los animales, empecé a alimentarla con pequeños insectos muertos que iba encontrando. La arañita fue creciendo visiblemente y con el tiempo hasta empecé a tomarle cariño.

Un día en el que estaba durmiendo tranquilamente, sentí un picotazo enorme en la punta de la nariz. Abrí los ojos y allí estaba mi araña, que había bajado hasta mi cama solo para picarme.
Como no soy mala persona, no la maté, pero esa misma mañana la eché de mi habitación. Después me enteré de que las arañas cuando besan siempre dan un mordisco cariñoso. Pero no por eso me arrepiento de haberla echado. Me gustan los amigos que cuando besan no expulsan veneno.

Parto de la base de que la pobre araña no puede dejar de morder, porque es su naturaleza. Lo que me pregunto es qué es lo que hace al ser humano dejarse a veces picar por la araña aunque le duela, permitir que viva en nuestra habitación sabiendo cómo son sus besos, dejar que alguien nos chupe la sangre sin hacer nada al respecto... Creo que a veces preferimos tener una araña que nos pique a no tener absolutamente nada, y otras veces, que creemos que no merecemos nada mejor. Otras veces, me parece que pensamos que si nos dejamos picar, la araña creerá que somos imprescindibles y no se irá a morder a otras personas...

Estoy buscando una explicación a por qué hay seres humanos que se dejan pisotear, humillar o insultar, por qué permiten que los demás abusen de ellos, ¿por temor a que les rechacen?, ¿por situar las necesidades -o caprichos- de los demás antes que las suyas?...

Cualquier día nos podemos hacer un regalo a nosotros mismos: Echar a la araña de nuestra habitación justo después del primer mordisco.

domingo, 15 de febrero de 2009

LOS COLUMPIOS



Tengo una relación particular e infantil con los columpios. Siempre me han parecido fascinantes, y si no me reprimiera mi sentido común, me pondría en la cola con los niños que esperan a que uno de ellos se quede libre.

En el parque de María Luisa hay uno de unos 5 metros de altura. Un tesoro único para los más pequeños, y una causa de frustración para los más mayores, que miramos -no solo yo- ese columpio con la mirada de un gatito hambriento.


Recuerdo que a veces, cuando eran mis hijos más pequeños y tenía la suerte de que durmieran la siesta los dos a la vez, aprovechaba la presencia de otro adulto en casa para escaparme e irme corriendo a aquel columpio -porque a esas horas no hay niños en los parques-, aunque fuera a balancearme quince minutos. Dentro de mi cansancio de madre, esos quince minutos eran el regalo más grande que me podía hacer a mí misma. Cuando estaba montada en él, me parecía que iba a tocar con los pies los árboles y hasta el cielo. Recuerdo que gozaba de una sensación completa de libertad.


Después de esos momentos llegué a la conclusión de que siempre podemos encontrar en el día quince minutos dentro de nuestras responsabilidades, para regalarnos a nosotros mismos cualquier cosa que nos haga sentirnos así.

martes, 10 de febrero de 2009

FENÓMENOS



Salí de mi casa aquel día como de costumbre, a ratos pensando en mis cosas, a ratos observando el mundo, cuando de repente un señor de unos 50 años comenzó a reírse solo por la calle, primero con un risa leve, después con una frenética carcajada.


Me quedé un poco sorprendida, pero como la risa es contagiosa, pronto me vi a mí misma entonando una sonrisa minúscula que fue creciendo visiblemente ante mi propio asombro. Mi actitud contagió a su vez a una señora que se me cruzaba en aquel momento y que empezó a reír también sin poder evitarlo.


Me fui de allí con una sensación absurda, pero divertida, y no volví a pasar por esa misma calle hasta una hora después, cuando ya regresaba a casa. Sin esperarlo en absoluto, pude comprobar que el fenómeno se había extendido por toda la acera, y mirando más allá, también en la calle de enfrente. Todo un grupo de personas riéndose solas, daban una visión cómica y a la vez encantadora, que hizo que aquella mañana, nos olvidáramos por unos momentos de mirar los escaparates, desentumeciéramos algunos músculos y sintiéramos que en el mundo aún no está todo perdido.

viernes, 6 de febrero de 2009

LA FRAGILIDAD



Hay personas que son de una fragilidad sorprendente, como esta estatua de Giacometti. Personas a las que habría que tratar con la delicadeza de un alfarero.

Son personas que vibran cuando el aire las roza, que alargan sus pétalos cuando el sol amanece, que cantan poemas con los ojos cuando algún sentimiento las penetra.


Si pudiera decirles que son un regalo para este mundo duro por la fiebre de la coraza. Si pudiera convencerles de que son como esta estatua, que nunca se para, que siempre está en pie y que andar desnudo sirve... Sirve cuando se ha aprendido a convivir con los golpes del viento. Sirve para sentir intensamente la brisa deliciosa de este mundo también frágil.


martes, 3 de febrero de 2009

EL PÉNDULO MÁGICO


Vartina (la Maga)

"Extraño caso el de esta señorita de circo que,
jugando ensimismada con su péndulo,
se hipnotizó a sí misma.

Y fue gracias o por culpa de eso que,

después de aquel día,

sólo a sus propias órdenes obedecía".


Riki Blanco. Cuentos pulga.


Lanzo una duda:

Si pudiéramos hipnotizarnos a nosotros mismos y sólo obedecer nuestras órdenes, seríamos los reyes de nuestro propio mundo, controlaríamos nuestras emociones, mantendríamos a raya nuestras ambiciones, evitaríamos enamorarnos de la persona equivocada, nos atreveríamos a hacer aquello que deseamos y que nuestros propios obstáculos nos impiden...


Pero, pensándolo bien, ¿seríamos entonces seres humanos?


En fin, que como aún no me he hipnotizado a mí misma, tengo la duda -humana- de saber si en realidad querría o no querría tener en mis manos ese péndulo mágico.