martes, 26 de febrero de 2008

Resucitando


Canción de Mª Elena Walsh

Cuantas veces me mataron,
cuantas veces me morí,
sin embargo estoy aquí,
resucitando.
Gracias doy a la desgracia
y a la mano con puñal,
porque me mató tan mal,
que seguí cantando.

Cantando al sol como la cigarra,
después de un año bajo la tierra,
igual que el sobreviviente,
que vuelve de la guerra.

Cuantas veces me borraron,
otras desaparecí,
a mi propio entierro fui
sola y llorando,
hice un nudo en el pañuelo
pero me acordé después
que no era la única vez,
y seguí cantando.

Cantando al sol como la cigarra,
después de un año bajo la tierra,
igual que el sobreviviente,
que vuelve de la guerra.


sábado, 23 de febrero de 2008

Las etapas de la felicidad


Al principio se encuentra la felicidad del oso. Duerme, come, duerme, come y poco más. Es feliz, pero -creemos- él no lo sabe. Después de esta felicidad miope, vamos tomando conciencia poco a poco de que estamos vivos, de que somos, y nos vamos inmiscuyendo en el lenguaje opaco de la realidad sin saber muy bien el porqué de tantas cosas. Más tarde, cuando la conciencia llega -después de haberse tropezado muchas veces por su ceguera- a un grado de realidad considerable, llega lo que Sartre llama la Naúsea y adviertes que mires por donde lo mires, nada tiene sentido. Que la vida es absolutamente absurda. Que ni siquiera existe la palabra absolutamente. Que cuánta razón tiene Pessoa cuando afirma que el único sentido oculto de las cosas es no tener sentido oculto. Y es en esta etapa nauseabunda donde las crisis existenciales proliferan, cuando la muerte sin nada es una realidad posible, que te han engañado, que la gente se engaña, que los dioses se han muerto o están bien escondidos, que sientes deseos de vomitar, como el protagonista de Sartre, que por mucho que los científicos se afanen en cuadrar el mundo, el mundo no cuadra.
Pero después de la Naúsea, ¿qué? Después de la Naúsea viene -y me criticarán por esto- el Humor. Y desde la cuerda del humor, que se nutre del sinsentido de la vida, que se alimenta del absurdo y al que no le importan la nada ni las respuestas, vivo todos los días riéndome del mundo y de mí misma, asombrándome del maravilloso misterio de la vida, comiéndome mis Naúseas, reinventando el universo y aprendiendo de Sartre, que estoy segura de que quiso que su libro no fuese una elegía al pesimismo, sino todo lo contrario: un manera fiera de despertar la conciencia. Y dar paso al compromiso de la vida.

viernes, 22 de febrero de 2008

La fuerza de voluntad



Hace tiempo que dejé de pedir deseos
a alguien que no fuera yo misma.
La voluntad es mi dios.

jueves, 21 de febrero de 2008

Recuerdos



A veces recuerdo a los amigos perdidos.
Sobre todo cuando disfruto.

miércoles, 20 de febrero de 2008

Inventar el mundo


Hace un tiempo, cuando mi hijo tenía tres años, me preguntó:
-Mamá, ¿yo soy de verdad o de mentira?

En ese momento pensé que quizás era más acertado contestarle que por supuesto él era de verdad, y eso fue lo que hice. Sin embargo, reflexionando un poco, sinceramente no tengo ni la menor idea. Por eso creo que no es tan descabellado entonces inventarse el mundo.

martes, 19 de febrero de 2008

Un manojo de poemas



"La realidad es un manojo de poemas sobre los cuales nadie reclama derechos de autor. Debajo de cada piedra, de cada baldosa, se esconde un poema".


Mario Benedetti


"Un cielo de verano
es Poesía,
aunque nunca repose en un libro:
los verdaderos
poemas huyen"


Emily Dickinson


Hay poetas que jamás han escrito un verso. Sólo se dedican a buscarlos por todos los rincones del mundo. Y cuando los encuentran se limitan a vivirlos. El que ve poemas hasta debajo de una piedra, ¿para qué quiere escribir uno?

lunes, 18 de febrero de 2008

Lo inesperado


Cuenta un relato budista que dos estudiantes iban por un camino cuando de pronto éste se bifurcó. Como no sabían cúal escoger, decidieron preguntarle a un campesino que andaba por allí sobre qué camino era más seguro. El desconocido les aconsejó que siguieran por el de la derecha, porque en el de la izquierda era habitual encontrarse con asaltadores. Aceptando las indicaciones de aquel hombre, los estudiantes caminaron por el camino aconsejado y pese a esto fueron asaltados por ladrones.
Cuando llegaron al maestro le contaron lo sucedido, y él les preguntó:
-¿Qué habéis aprendido de todo esto?
El primer estudiante que habló le contestó:
-¡A no fiarme de los desconocidos!

Y el segundo le respondió:

-A esperar lo inesperado.


domingo, 17 de febrero de 2008

Mar de fueguitos


El mundo

Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.

A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.

El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos.

Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.

No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.

Eduardo Galeano

He conocido a muchos fuegos en mi vida, y de todos he aprendido algo; pero de algunos de ellos aún conservo el calor que un día me dieron, porque hay llamas que el tiempo no mata.



sábado, 16 de febrero de 2008

PARA PILI



Hoy me he enterado de que una amiga tiene cáncer. Y aunque es una enfermedad cada vez más común, no dejo de quitarle importancia, sobre todo a cómo lo puede estar viviendo ella. Sin embargo, aunque no la conozco demasiado, sí sé algo fundamental en su carácter: la risa.
Dicen que reír es un remedio poderoso casi para todo. Que físicamente actúa como un medicamento para cualquier enfermedad, que quien consigue una dosis alta y diaria de sus ingredientes tiene una batalla ganada a favor de la curación tanto física como emocional, y que sus efectos tienen la facultad de contagiarse.
Cuando la veo reír pienso en lo afortunada que es por haber elegido el camino del humor en casi todas las cosas de su vida y le deseo toda la suerte del mundo, por ella y por los que cuando la vemos somos contagiados por su risa.

domingo, 3 de febrero de 2008

POR LA CARRETERA


Como no tengo más remedio que coger el coche todos los días para trabajar y casi me paso dos horas dentro de él, he observado que tiene sus ventajas:
Cuando voy acompañada, mantengo unas interesantes y deliciosas conversaciones sobre filosofía, hijos o sobre la vida en general, con mi compañero Paco; o charlo con Obdulia, que tiene la casa llena de objetos sorprendentes y antiquísimos; o me paro a ver el amanecer que no tiene comparación con ningún otro espectáculo.
Cuando voy sola, es una forma de escucharme a mí misma, de oír el silencio o de pensar, que no es poco. Y a veces pongo música y me dejo llevar. Y la verdad, a menudo me parece que no estoy conduciendo por la carretera, sino que simplemente voy volando por las nubes hacia una nueva jornada de trabajo.

viernes, 1 de febrero de 2008

Paco Umbral



"Pelar una naranja, descortezar el mundo, desvendar el seno de una momia adolescente. Me como una naranja y tengo un día anaranjado. En rigor, una naranja me devora por dentro. Necesita de mí para poder transformarse en otra cosa, para sobrevivir, y cuelga ya, naranja otra vez, al final de los tiempos, del árbol dorado de mi vida. Toda depredación es una redención. Todo canibalismo es una asunción. Voy a comerme otra naranja. La naranja me ha iluminado los interiores como un sol en gajos, y ha quedado ahí la ese rosa y blanca de su cáscara. Qué nalga breve y pugnaz del mundo acaricio en la naranja. Se reparte su sabor, su olor, su química, por todo mi cuerpo, y aprendo más de la vida, del mundo, del tiempo, gracias a la naranja, que en todos los libros de Kant y Platón. Llevo ya dentro un final anaranjado, y siglos de experiencia, sabiduría, decantación, licores, azúcares metafísicos y veranos líricos, que estaban empaquetados en la naranja, que la habían hecho posible. Comer una naranja, desvendar el seno dorado y egipcio de una adolescente. Si hay que creer en algo, creo en la naranja."

De Mortal y rosa de Paco Umbral, escrita mientras su hijo se moría. ¿Quién sabe si por esto no se convirtó en aquel cínico y sinvergüenza al que muchos miraban con rechazo?
Paco, no puedo comerme una naranja sin acordarme de ti, de tu arquitectura hecha con palabras, de tu vértigo lírico, de tus pícaros ojos, de tu muerte que no es muerte. Gracias por existir en tus libros, por tu lengua asombrosa, por pintar el mundo a tu manera, por tu lengua sensible, por comerte una naranja y por haber sobrevivido a tus circunstancias.