viernes, 30 de abril de 2010




"La expresión suprema de su espíritu estaba en sus cuentos. Eran maravillosos narradores de cuentos. El cuento era su posesión más sagrada. Estas personas sabían algo que nosotros ignoramos: que sin cuento no tienes nación, cultura, civilización. Y sin cuento propio, no tienes una vida propia".


Laurens Van Der Post sobre los bosquímanos de Kalahari.


"Somos criaturas forjadoras de historias que no podemos repetir ni dejar atrás".

Wystan H. Auden


Me gusta pensar que tenemos un cuento propio, una biografía única. Y como en todos los cuentos, afortunada y desafortunadamente, suceden toda clase de aventuras y desfilan toda clase de personajes. Luces, sombras, obstáculos, golpes de suerte, pesadillas, sueños, llantos, risas, príncipes, sapos, héroes, villanos, y hasta fantasmas. Todos forman parte de nuestro cuento.

Por eso no quiero dejar atrás nada; jamás voy a olvidar nada ni a nadie, porque todos los ingredientes y personajes de mi cuento han ido construyendo lo que soy. Sin ellos no sería yo, no tendría historia. Quiero que a pesar de todo, de lo que me ha hecho crecer y de lo que me ha hecho llorar, todos mis capítulos viajen conmigo hasta que llegue el colorín colorado.


Ahora apago el ordenador y regreso de nuevo a mi aventura.


martes, 27 de abril de 2010



Escribo mi nombre.
Sigo cada línea con el lápiz
lo miro largamente
me reconcilio con él.
Después cojo una goma de borrar
y lo borro despacio
recreándome en cada curva
en cada letra.

Ahora el papel está en blanco.

Quiero hacer
desaparecer
mi nombre
existir sin significante
romper lazos
con mi nombre
andar sin el equipaje
abstracto
absurdo
de mi nombre.


viernes, 23 de abril de 2010



Te quitabas la faja de la cintura, te arrancabas las sandalias, tirabas a un rincón tu amplia falda, de algodón, me parece, y te soltabas el nudo que te retenía el pelo en una cola. Tenías la piel erizada y te reías. Estábamos tan próximos que no podíamos vernos, ambos absortos en ese rito urgente, envueltos en el calor y el olor que hacíamos juntos. Me abría paso por tus caminos, mis manos en tu cintura encabritada y las tuyas impacientes. Te deslizabas, me recorrías, me trepabas, me envolvías con tus piernas invencibles, me decías mil veces ven con los labios sobre los míos. En el instante final teníamos un atisbo de completa soledad, cada uno perdido en su quemante abismo, pero pronto resucitábamos desde el otro lado del fuego para descubrirnos abrazados en el desorden de los almohadones, bajo el mosquitero blanco. Yo te apartaba el cabello para mirarte a los ojos.
(...)
Cada vez que pienso en ti, así te veo, así nos veo, detenidos para siempre en ese lienzo, invulnerables al deterioro de la mala memoria. Puedo recrearme largamente en la escena, hasta sentir que entro en el espacio del cuadro y ya no soy el que observa, sino el hombre que yace junto a esa mujer. Entonces se rompe la simétrica quietud de la pintura y escucho nuestras voces muy cercanas.

-Cuéntame un cuento–,
te digo.
-¿Cómo lo quieres?
-Cuéntame un cuento que no le hayas contado a nadie.

Rolf Carle en Cuentos de Eva Luna de Isabel Allende.





miércoles, 21 de abril de 2010



Somos terriblemente vulgares e insignificantes y sorprendentemente únicos y extraordinarios. Pero casi siempre escogemos una de estas dos opciones para construir la imagen de nosotros mismos. ¿No es más sano creer que somos ambas cosas a la vez y a partes iguales?


sábado, 17 de abril de 2010




Nunca se sabe lo que nos espera detrás de una puerta por la que tenemos que pasar, por muy negra que parezca.

martes, 13 de abril de 2010



Un experimento: Si tienes un problema, imagina durante un ratito al día que no lo tienes y actúa o piensa en esos breves momentos como si de verdad no lo tuvieras. Introduce ese pequeño cambio dentro de tu rutina diaria. Dentro de quince días, si quieres, me cuentas qué ha pasado. Es la técnica del como si, una magia que no necesita varita.

sábado, 10 de abril de 2010



"El dolor aligera su carga cuando uno cae en la cuenta de que como todas las cosas de este mundo, tendrá un final".

Bruno Bettelheim

Reconciliarse con el tiempo, dejar que el dolor se tome su tiempo, son tareas que en la actualidad al ser humano le cuesta realizar porque parece que siempre va corriendo a todas partes. El dolor es mayor cuando uno cree que no va a acabar nunca, cuando la prisa está en medio, estorbando su ritmo natural, porque la prisa es exigente, y hace sentir culpable al que no es capaz de ir más rápido. Pero si el dolor no es eterno porque nada lo es, ¿por qué atormentarse por el tiempo necesario para digerirlo por completo?

Hay que dignificar el dolor. Hay que tenerle paciencia.


martes, 6 de abril de 2010



"Entonces, doctor, ¿según usted todos los novelistas, hombres y mujeres, son unos neuróticos?", pregunta André Maurois en
Tierra de promisión. "Para ser más exactos -responde-, todos serían unos neuróticos si no fueran novelistas... La neurosis hace al artista, y el arte cura la neurosis."

El genio y la locura
Phillipe Brenot

Como todos somos más o menos neuróticos, hagamos arte. Basta con escribir un poco, pintar colores en un cuaderno de cuadritos, bailar en el cuarto, hacer un barquito de papel o cantar en la ducha. El arte salva. Así que, ¿qué esperamos para salvarnos?

sábado, 3 de abril de 2010




Me escapo por la puerta de atrás, como una travesura. Y cuando salgo me encuentro una imagen distinta a la habitual y me doy cuenta de que el mundo parece otro.

Por eso de vez en cuando me gusta darle la vuelta a las paredes, estar un rato del revés, poner patas arriba los relojes, cambiar mi ombligo de sitio, saludar extraños, andar de lado o hablar con una hormiga.

Cuando cambiamos la forma de mirar, el mundo cambia y nos convertimos en aventureros de lo desconocido, descubridores de un universo nuevo que nos recuerda que nada es previsible, que todo puede estar en este mismo instante a punto de estallar.