martes, 30 de diciembre de 2008
LA DESMEMORIA
"A cierta hora, un bisabuelo encuentra a su bisnieto. El bisabuelo está completamente chocho (sus pensamientos son del color del agua) y sonríe con la misma beatífica sonrisa de su bisnieto recién nacido. El bisabuelo es feliz porque ha perdido la memoria que tenía. El bisnieto es feliz porque no tiene, todavía, ninguna memoria. He aquí, pienso, la felicidad perfecta. Yo no la quiero".
EDUARDO GALEANO
(Yo tampoco)
viernes, 26 de diciembre de 2008
LA BELLEZA
Hace cierto tiempo
encontré a la belleza
andando en mi camino.
Desde entonces
permanezco en silencio
escuchando sus sueños.
Desde entonces
ando de puntillas
no vaya a molestarla.
Desde entonces
la miro desde lejos
no vaya a hipnotizarme...
Hace poco la belleza
anda en mi camino.
Sólo puedo tocarla
con mis dedos de magia.
jueves, 25 de diciembre de 2008
QUIÉNES SOMOS
Una mujer estaba agonizando. De pronto tuvo la sensación de que era llevada al cielo y presentada ante el tribunal.
-¿Quién eres? -dijo una Voz.
- Me llamo Elena.
- Te he preguntado quién eres, no cuál es tu nombre.
- Soy la mujer del alcalde -respondió ella.
- Te he preguntado quién eres, no con quién estás casada.
- Soy abogada.
- Te he preguntado quién eres no cuál es tu profesión.
Y así sucesivamente. Respondiera lo que respondiera no parecía dar una respuesta satisfactoria a la pregunta.
- ¿Quién eres?
- Soy una cristiana.
- Te he preguntado quién eres, no cuál es tu religión.
- Soy una persona que tenía muchos amigos y ayudaba a los pobres y necesitados.
- Te he preguntado quién eres no qué hacías...
Cuentan que la mujer se fue otra vez a la tierra para intentar saber quién era en realidad.
Anthony de Mello
Cuando nos preguntan quiénes somos, ¿qué contestamos, qué etiqueta nos ponemos?
martes, 23 de diciembre de 2008
VIVIR EN EL ABSURDO
En algunas etapas de mi vida, disfruté buscándole algún sentido al mundo. Más tarde comprendí que por mucho que busque, mi torpe cerebro no podrá jamás entender nada. Así que ahora me limito a coleccionar preguntas -aun sabiendo que no encontraré las respuestas-, y a vivir en continua admiración.
(Esta flor es para ti).
domingo, 21 de diciembre de 2008
CUANDO NO BRILLA NADA
"Debes amar la arcilla que va en tus manos,
debes amar su arena hasta la locura,
y si no, no la emprendas que será en vano,
sólo el amor alumbra la maravilla,
sólo el amor convierte en milagro el barro.
Debes amar el tiempo de los intentos,
debes amar la hora que nunca brilla,
y si no, no pretendas tocar lo cierto,
sólo el amor engendra la maravilla,
sólo el amor consigue encender lo muerto".
Silvio Rodríguez.
Es fácil disfrutar de los buenos momentos. Lo difícil es hacer lo que dice esta canción.
Yo la escucho en el tiempo de los intentos, en los días en los que no brilla nada.
viernes, 19 de diciembre de 2008
EL DETERMINISMO
Cierto día dos hermanos entran en la consulta de un psicólogo. Uno de ellos era alcohólico y el otro venía a acompañar a su hermano para ver si podía ayudar en algo.
El psicólogo se dirige al alcohólico y le pregunta:
-Vamos a ver, ¿por qué cree usted que ha llegado a esta situación?
-Que ¿por qué? -le contesta el hombre- Muy sencillo. Mi padre era alcohólico. Yo he vivido en ese ambiente desde la infancia. Me he criado con las botellas encima de la mesa, con el olor, con la costumbre de tomar una copita. No he tenido más remedio que caer en lo mismo que él.
Entonces el psicólogo se dirige al hermano abstemio y le pregunta que por qué él no es alcohólico.
-Que ¿por qué? Desde la infancia he visto a mi padre malgastar su vida, transformar su carácter, vivir esclavizado con la bebida y borracho desde el desayuno. No puedo soportar ni siquiera el olor del alcohol porque me criado con él y desde muy joven prometí no beber ni un solo sorbo de esa porquería.
Las conclusiones sobre esta anécdota son obvias. No son las circunstancias las que nos determinan, sino nuestras elecciones personales a partir de esas circunstancias.
lunes, 15 de diciembre de 2008
POEMA ADOLESCENTE
Poema de Verónica A. Shoffstall escrito a los diecisiete años:
Después de un tiempo
uno aprende
la sutil diferencia
entre sostener una mano y encadenar un alma,
y aprende que el amor no significa atrapar al otro,
y una compañía no significa seguridad.
Y uno empieza a aprender...
Que los besos no son contratos
y los regalos no son promesas,
y empieza a aceptar las derrotas
con la cabeza alta y los ojos abiertos,
y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para hacer planes...
Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado,
hasta el calor del sol quema.
Así que uno planta su propio jardín
y decora su propia alma,
en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.
A los 16 años me enamoré de mi mejor amigo. Fue una relación muy inmadura, pero aunque estuve dos años paseando la carpeta desde mi casa al instituto sin apenas entrar en clase, aprendí muchas cosas del amor. Se puede decir que casi todo lo que sé, puesto que las experiencias de la infancia y la adolescencia son tan intensas que se quedan grabadas fácilmente en la memoria.
Lo que aprendí se puede resumir en cuatro líneas. Primeramente, a conocer la diferencia entre el amor idealizado y el amor real. Más tarde, que hay que dejar libres a las personas para que decidan darnos lo que ellas deseen. Por último, que la felicidad no puede depender de si alguien nos ama o no nos ama.
Cuando leí este poema por primera vez me acordé de aquellos tiempos en los que, a pesar de perder dos años de estudio -por escribir poemas, salir con mis amigos y descubrir el amor-, pude conocerme mejor a mí misma y estar más o menos preparada para otra relación.
A veces doy a los adolescentes este poema para que lo lean en clase. Y da mucho de qué hablar, porque ellos creen que van a morirse de amor si no les corresponden, tienden a idealizar al otro y piensan que sólo serán felices si la persona a la que desean los ama.
Enamorarse es la experiencia más maravillosa que conozco, pero con el tiempo se aprende a abrazar, nunca a aferrarse.
sábado, 13 de diciembre de 2008
LOS ELOGIOS
A todos nos gusta que nos elogien. Es como un regalito para el espíritu que nos hace cosquillas. Pero hay que tener cuidado con el efecto que produce en nosotros el elogio, porque si nos elevamos demasiado gracias a él, nos hundiremos igualmente al recibir una crítica.
Hay personas que necesitan sentir continuamente que los demás las admiran, porque así se sienten más valiosas. Miden su valor personal con el rasero de sus dones, sus capacidades, de su carisma o de su belleza. Y entonces hacen todo lo posible por hacernos saber lo maravillosos que son, los elogios que han recibido, lo bien que hacen las cosas o lo mucho que los quieren. Persiguiendo esta admiración, buscan efectos en los demás, esforzándose por fabricar una imagen personal que sea perfecta para aquel a quien desean conquistar. ¿Acaso creen que la gente a la que de verdad importan los van a querer más por ser más guapos o más inteligentes? Y si alguien los quiere sólo por sus virtudes, ¿no estarán siempre desviviéndose por no decepcionarlos?
Si aprendemos a vivir sin importarnos demasiado los elogios, seremos inmunes a las críticas, tendremos más libertad para comportarnos tal y como somos y pensaremos que sólo merecerán la pena aquellos que nos quieran sin condiciones.
jueves, 11 de diciembre de 2008
LOS TRES ALBAÑILES
"Un día quise ver a mis tres amigos, unos que trabajan en una obra de construcción. Hacía mucho tiempo que no los veía, así que me preguntaba qué sería de sus vidas. Casi a la entrada, en una postura de comodidad, me encuentro con el primero.
-Hombre, qué alegría verte- le dije mientras le daba un fuerte abrazo. -¿Cómo te van las cosas?
-Aquí, trabajando como un negro, ya me ves. Como un idiota, esperando largarme cuanto antes.
Doy tan solo unos pasos y allí en un andamio, a escasos metros del suelo, encuentro otro viejo amigo.
-Por fin te veo... ¿Cómo te va el trabajo? -le pregunté.
-Pues hombre, ya ves. Las vueltas que da la vida. Hay que hacer algo, ¿no? Hay que ganarse el pan y mirar por los hijos. Es ley de vida.
Levanto la vista y allá arriba, en una postura de difícil equilibrio, veo a mi otro amigo. Sintió una enorme alegría al verme y, con una gran sonrisa y una voz potente, me preguntó cómo me iba y cuándo nos veríamos más detenidamente. Y, para terminar, me dijo:
-Aquí estoy haciendo una escuela bonita, bonita, ya verás qué escuela."
ALFONSO FRANCIA
¿Con cuál de los albañiles nos sentimos identificados? ¿No se trata de tres perspectivas distintas de ver la vida? ¿No es mejor vivir como el tercer albañil? ¿No es mejor para mí y para todos pensar cuando me meto en clase, que estoy formando a personas y no que me estoy metiendo en un jauría de adolescentes que están pensando en acabar las clases cuanto antes para irse a sus casas? De momento, sé cuál es mi perspectiva cuando voy al trabajo, y por eso aún me levanto con ilusión por ir a trabajar todos los días, aunque tenga que tragarme malos ratos, burocracia absurda y un sistema educativo que va en contra de la educación. Sobrevivo a ello porque he elegido la tercera opción.
lunes, 8 de diciembre de 2008
TEORÍA SOBRE LAS LÁGRIMAS
Parece ser que según la dacriología o ciencia de la medicina que estudia las lágrimas, éstas pueden ser de tres tipos: Basales, que son aquellas que el ojo segrega continuamente para mantener la córnea hidratada; reflejas, que son las que hacen que ante la presencia de un cuerpo extraño en el ojo o una sensación de sequedad, alivien el mal del que los padece y, por último, las emocionales, de las que se ha dicho y teorizado mucho, pero de las que aún los científicos no se han puesto de acuerdo sobre el porqué existen. Parece que a lo más que han llegado es a decir que sirven para comunicar a los demás nuestro estado de ánimo. Pues bien, voy a lanzar aquí mi teoría personal sobre las lágrimas y que me perdonen los dacriólogos por mi atrevimiento:
Mi teoría es que las lágrimas del tercer tipo surgen cuando el ser humano siente una emoción tan intensa que el organismo no puede soportar tal cantidad de explosión emocional, sea del tipo que sea. Para aliviar el peso de la misma y eliminar lo que le sobra, el cuerpo rompe a llorar y descarga de esta manera a través del llanto las emociones excedentes. Es como cuando comemos y liberamos a través de las heces o de la orina lo que el cuerpo no necesita. O sea, que las lágrimas, podríamos decir, son los desechos de nuestro interior, aquello que más nos vale eliminar. Si la persona reprime estas lágrimas, el organismo se resiente y hasta puede llegar a enfermar -ya saben muy bien los médicos lo que les pasa a las personas que cada día se "comen" sus problemas y no son capaces de desahogarse o sacar fuera sus emociones-. Estos serían los "estreñidos" emocionales, aunque también existen los contrarios: aquellos que siempre están liberando penas, descargando en "váteres" ajenos o propios lo que ellos mismos creen que no pueden elaborar o asimilar, vamos aquello que no se atreven a "digerir".
Por todo esto cuando oigo a un padre reñirle a su hijo porque está llorando, o sea, descargando sus penas -para ellos importantes-, casi lo metería en la cárcel por malos tratos. ¿De verdad creen que si no dejamos llorar a los niños éstos van de a dejar de sentir la emoción que le causa el llanto? Por supuesto que no. Sólo le haremos tragársela y aprenderá a hacerlo para siempre, pensará que es fuerte porque su padre no lo dejó llorar cuando pequeño y llegará a querer no sentir para no tener que decir NO a sus ganas de llorar...
El llanto, bajo mi punto de vista, no es sólo un recurso comunicativo, sino un sistema de regulación por parte de nuestro organismo y de nuestra psique, para liberar las emociones más intensas y quedarnos con las que nos sirven.
Dejemos a nuestra máquina trabajar en paz y lloremos. Lloremos si nos lo pide el cuerpo...
Sólo así estaremos vacíos de mierda mental y abiertos a comernos la vida a pedacitos.
jueves, 4 de diciembre de 2008
CATARSIS
lunes, 1 de diciembre de 2008
LA DEPENDENCIA
Un día un chico de trece años paseaba por la playa con su madre. Hubo un momento en que la miró con insistencia y le preguntó: - Mamá, ¿qué puedo hacer para conservar a un amigo que he tenido mucha suerte de encontrar? La madre pensó unos momentos, se inclinó y recogió arena con sus dos manos. Con las dos palmas abiertas para arriba, apretó un puño con fuerza. La arena se escapó entre los dedos. Cuanto más apretaba el puño, más arena se escapaba. En cambio, la otra mano permanecía bien abierta con toda la arena recogida.. El chico observó maravillado el ejemplo de la madre entendiendo que sólo con apertura y libertad se puede mantener la amistad, y que el hecho de intentar retenerla o encerrarla significa perderla.
JAUME SOLER Y MERCÈ CONANGLA
Me pregunto qué valor tiene un beso cuando te lo dan si lo has exigido, cuánto vale una muestra de cariño cuando la has pordioseado, qué vale el tiempo que alguien te entrega cuando lo has pedido sin importarte si el otro quería dártelo. Me pregunto por qué algunos insisten en creer que todo el mundo gira alrededor de ellos, por creerse con el derecho de que los demás les entreguen lo que exigen.
¿No se dan cuenta de que la mejor forma de que alguien se vaya de nuestras vidas es exigiéndoles que se queden?
Los seres humanos necesitamos que nos dejen elegir, que nos dejen respirar y que podamos tener la libertad de acercarnos a una persona porque eso es lo que queramos hacer, no porque nos lo haya pedido. Así se forma una relación sana. La que dice: -Si quieres abandonarme, estás en tu derecho. Yo me entristeceré el tiempo que me dure tu recuerdo, pero nunca te reprocharé que te vayas, puesto que esa es tu elección.
Una relación sana es la que entiende que si alguien decide romperla, no es que el otro valga menos o no esté a la altura del que ha tomado la decisión, sino que tiene sus propias razones para hacerlo y hay que respetarlo por encima de todo, aunque nos duela.
Una relación sana no se basa en la dependencia. Está formada por dos personas libres que saben estar solas, pero que han decidido acompañarse en el camino de sus vidas, sabiendo que no pueden apegarse con uñas y dientes la una a la otra, porque corren el riesgo de asfixiarse, de anularse, de hacerse daño y de morir.
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