jueves, 11 de diciembre de 2008

LOS TRES ALBAÑILES



"Un día quise ver a mis tres amigos, unos que trabajan en una obra de construcción. Hacía mucho tiempo que no los veía, así que me preguntaba qué sería de sus vidas. Casi a la entrada, en una postura de comodidad, me encuentro con el primero.


-Hombre, qué alegría verte- le dije mientras le daba un fuerte abrazo. -¿Cómo te van las cosas?

-Aquí, trabajando como un negro, ya me ves. Como un idiota, esperando largarme cuanto antes.

Doy tan solo unos pasos y allí en un andamio, a escasos metros del suelo, encuentro otro viejo amigo.


-Por fin te veo... ¿Cómo te va el trabajo? -le pregunté.


-Pues hombre, ya ves. Las vueltas que da la vida. Hay que hacer algo, ¿no? Hay que ganarse el pan y mirar por los hijos. Es ley de vida.

Levanto la vista y allá arriba, en una postura de difícil equilibrio, veo a mi otro amigo. Sintió una enorme alegría al verme y, con una gran sonrisa y una voz potente, me preguntó cómo me iba y cuándo nos veríamos más detenidamente. Y, para terminar, me dijo:


-Aquí estoy haciendo una escuela bonita, bonita, ya verás qué escuela."

ALFONSO FRANCIA

¿Con cuál de los albañiles nos sentimos identificados? ¿No se trata de tres perspectivas distintas de ver la vida? ¿No es mejor vivir como el tercer albañil? ¿No es mejor para mí y para todos pensar cuando me meto en clase, que estoy formando a personas y no que me estoy metiendo en un jauría de adolescentes que están pensando en acabar las clases cuanto antes para irse a sus casas? De momento, sé cuál es mi perspectiva cuando voy al trabajo, y por eso aún me levanto con ilusión por ir a trabajar todos los días, aunque tenga que tragarme malos ratos, burocracia absurda y un sistema educativo que va en contra de la educación. Sobrevivo a ello porque he elegido la tercera opción.

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