martes, 25 de noviembre de 2008

LOS CONSEJOS



Hace unos años estuve de voluntaria en el Teléfono de la Esperanza. Fue un tiempito corto, pero muy útil, en el que aprendí muchas cosas y me di cuenta sobre todo de lo solas que se sienten algunas personas.

Una de las cosas más importantes que aprendí fue a no dar consejos. Es tentador a veces soltarles a los demás lo que uno cree que deben de hacer, pero pensándolo bien, si el consejo se lleva a cabo y funciona, el mérito es del que aconsejó, y si sale mal, la culpa igualmente es para él.
Las personas deben ser responsables de sus decisiones y si deseamos ayudar a alguien habría que animarle a que decidiera por sí mismo, para que se equivoque o acierte él solo. El que ayuda debe enseñar a andar, no ir por ahí regalando muletas.
Sin embargo esto es más difícil de lo que se piensa. Y es que el que escucha a una persona con problemas tiende a querer solucionarle la vida, porque así se ganará el galardón de héroe extraordinario, necesario e insustituible. Es el ego personal el que a menudo nos hace dar consejos.
Por esta razón si de verdad se quiere ayudar, el que escucha debe pasar a segundo lugar, y si la ayuda ha sido efectiva, el sufriente jamás recordará como alguien especial al que un día le ayudó a salir de algún agujero.
Desde entonces procuro morderme la lengua cuando algún consejo quiere escapárseme de la boca.

1 comentario:

  1. Yo siempre busco consejo de mis oyentes. Eso me enriquece. Siempre los consejos hay que meditarlos cuando te los dan y decidir por uno mismo si se hace efectivo o no. El mérito del consejo es del que lo da, pero el mérito de que los planes salgan bien es del que lo lleva a cabo.

    Hace poco una compañera me dijo "tú tienes claro lo que debes hacer y me lo estás contando para que te dé mi bendición". Yo lo que buscaba era que me ayudase a perfeccionar mi "plan de ataque" al problema.

    Para mí los consejos son importantísimos y me encanta que me los den para poder conocer otros puntos de vista y otras posibilidades que quizás no se me habían ocurrido.

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