martes, 19 de agosto de 2008
GALERÍA DE RECUERDOS
A veces los muertos reaparecen. Esos muertos a los que aún les late el corazón y pueden pasear por las calles. Son muertos que algunas veces te encuentras otra vez por casualidad o de los que oyes hablar fortuitamente. Y entonces te percatas de que no están tan muertos como tú creías.
Dice el psicólogo Nardone que cuando una persona desaparece de tu vida, hay que pasar el luto como si se hubiese muerto de verdad, porque en realidad la persona que conocimos ya no es la misma que ahora vive y que por lo tanto esa que recordamos ya no existe.
Por eso, cuando algún muerto reaparece, se siente el pellizco del luto y pensamos que si será verdad que ya no queda nada de la persona que conocimos alguna vez. Por mucho que piense, es completamente absurdo intentar responder a esta pregunta y más absolutamente inútil saber la respuesta.
Lo más sabio, según Nardone, es fabricar una galería mental de recuerdos, los mejores, y recurrir a ellos cuando sintamos ese agridulce aroma que la melancolía deja a su paso cuando un ser humano al que quisimos, desaparece.
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