miércoles, 21 de enero de 2009
UNA NUEVA VIDA
Slawomir Mrozek
"Decidí comenzar una nueva vida. Categórica e inapelablemente. Sólo quedaba una cuestión por decidir: ¿a partir de cuándo?
La respuesta no dejaba lugar a dudas: "a partir de mañana."
Al despertarme al día siguiente constaté que una vez más era "hoy", igual que "ayer". Puesto que había de comenzar una nueva vida a partir de mañana, no podía comenzarla hoy.
"No importa –pensé–. Mañana será también mañana."
Y pasé tranquilamente el día a la antigua. No sólo sin remordimientos de conciencia, sino lleno de buenos sentimientos y reconfortante esperanza.
Pero, por desgracia, el día siguiente era de nuevo hoy, igual que ayer y anteayer.
"No es culpa mía –pensé–, que algún demonio no pare de cambiar el mañana por el hoy. Mi decisión sea irreprochable e irrevocable. Intentémoslo una vez más, acaso el demonio se canse y mañana sea por fin mañana."
Desgraciadamente no fue así. Seguía siendo hoy y nada más que hoy. Acabé por perder la esperanza. "Todo parece indicar que nunca llegará ese mañana –pensé–. ¿Y si comienzo la nueva vida no a partir de mañana sino a partir de hoy?"
Sin embargo, en seguida advertí lo absurdo de semejante planteamiento. Porque si hoy se repite invariablemente desde hace tanto tiempo, tiene que ser ya muy viejo, y por tanto cualquier vida hoy también tiene que ser vieja. Una nueva vida es una nueva vida y sólo es posible si comienza de nuevo, o sea a partir de mañana, si es que ha de ser de veras nueva.
Y me fui a dormir con la firme decisión de que a partir de mañana comenzaría una nueva vida. Porque a pesar de todo siempre tiene que haber un mañana".
Escucho a menudo a personas que se quejan continuamente, que odian el trabajo que tienen, o que esperan a que la vida les traiga lo que quieren sin hacer nada para conseguirlo, o que soportan una rutina, desesperante para ellos, por la comodidad que trae consigo, o que aparcan la ilusión de sus vidas en un rincón de su cerebro por temor al riesgo que supone...
Es muy fácil caer en el círculo vicioso de este cuento, pero cuando llegue la hora de la muerte, ninguno de nosotros querrá pensar que se está yendo de este mundo sin haber vivido en realidad la parte de los sueños que con un poco de valor, podríamos haber conseguido.
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De esta especie de gente se podría decir que no tiene verdadero ímpetu por conseguir lo que quiere, o por salir de su ficticia insatisfacción.
ResponderEliminarPocas cosas hay más reconfortantes que hacer las cosas ahora, y saber que estás haciendo de la vida lo único que tienes que hacer: vivirla.