sábado, 17 de mayo de 2008

SOMOS MÁGICOS


No lo pensamos, pero estamos hechos del tomate que nos comemos, del oxígeno que han fabricado las plantas y que antes estaba dentro de ellas, del hierro que nos dan las lentejas, de la estrella que estaba antes que el sol y que ahora navega dentro de nosotros en forma de polvo interestelar, de los fotones que viajan cada día desde nuestra estrella y que a través de sus rayos, nos acarician... Somos mágicos, no cabe duda. Pero hay quien se empeña en buscar la magia donde no la hay. Y cierra los ojos al verdadero milagro que sucede cada vez que nos paramos a percibir el mundo.
Deberíamos vivir todos los días en el reino del asombro.
Ya lo dijo Walt Whitman, aquel poeta cuya única religión era la vida...


DE "CANTO A MÍ MISMO" de WALT WHITMAN:

Yo me celebro y yo me canto.
Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,

porque lo que yo tengo lo tienes tú

y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.

Vago... e invito a vagar a mi alma.
Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra
para ver cómo crece la hierba del estío.
Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí,
de esta tierra y de estos vientos.
Me engendraron padres que nacieron aquí,
de padres que engendraron otros padres que nacieron aquí,
de padres hijos de esta tierra y de estos vientos también.

Tengo treinta y siete años. Mi salud es perfecta.
Y con mi aliento puro
comienzo a cantar hoy
y no terminaré mi canto hasta que muera.
Que se callen ahora las escuelas y los credos.
Atrás. A su sitio.
Sé cuál es su misión y no la olvidaré;
que nadie la olvide.
Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal,
dejo hablar a todos sin restricción,
y abro de par en par las puertas a la energía original de la naturaleza
desenfrenada.

(...)

Para mí, una brizna de hierba no vale menos que la
tarea diurna de las estrellas,
e igualmente perfecta es la hormiga, y así un grano de
arena y el huevo del reyezuelo,
y la rana arbórea es una obra maestra, digna de
egregias personas,
y la mora pudiera adornar los aposentos del cielo,
y en mi mano la articulación más menuda hace burla
de todas las máquinas,
y la vaca, rumiando con inclinado testuz, es más bella
que cualquier escultura;
y un ratón es milagro capaz de asombrar a millones de
infieles.




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