
Hace un tiempo, cuando mi hijo tenía tres años, me preguntó:
-Mamá, ¿yo soy de verdad o de mentira?
En ese momento pensé que quizás era más acertado contestarle que por supuesto él era de verdad, y eso fue lo que hice. Sin embargo, reflexionando un poco, sinceramente no tengo ni la menor idea. Por eso creo que no es tan descabellado entonces inventarse el mundo.
Por ahí dice un chino de estos locos que lo que vemos es un sueño y que para ver la realidad hay que cerrar los ojos.
ResponderEliminarTampoco sé