lunes, 31 de agosto de 2009
En algunas tribus africanas cuando un niño nace, el gurú le otorga una palabra-fuerza. Ella le acompañará toda la vida y la pronunciará en su mente cuando le haga falta activar la voluntad o la entereza.
Busquemos todos esa palabra, la nuestra. Inventémosla. Una que nos acompañe hasta la muerte. Y pronunciémosla en los momentos difíciles, cuando creamos que se están acabando nuestras fuerzas o nuestras esperanzas.
Sé que parece un juego, incluso magia, pero quién sabe, a lo mejor funciona...
jueves, 27 de agosto de 2009
La belleza vive en todas las cosas.
En un charco de agua formado por la lluvia, en un lápiz que se mece en la jaula de unos dedos, en una taza de té que se sirve lentamente, en una mota de polvo que vuela sutilmente por la habitación, en las pecas de un niño, en un trozo de madera imperfecto... Si nos fijamos bien, todo tiene belleza; incluso pensar que el ser humano inexplicablemente puede sentirla, hace que la belleza se multiplique, confundida con la magia.
La belleza está en todas partes.
Pero sobre todo la belleza está -léelo atentamente y no lo dudes nunca-, en ese lugar en el que ahora mismo te encuentras, cada vez que observas el mundo, cada vez que te miras en cualquier espejo.
lunes, 24 de agosto de 2009
PERSEVERANCIA
"El escritor brasileño Nelson Rodrigues estaba condenado a la soledad. Tenía cara de sapo y lengua de serpiente, y a su prestigio de feo y fama de venenoso sumaba la notoriedad de su contagiosa mala suerte: la gente de su alrededor moría por bala, miseria o desdicha fatal.
Un día, Nelson conoció a Eleonora. Ese día, el día del descubrimiento, cuando por primera vez vio a esa mujer, una violenta alegría lo atropelló y lo dejó bobo. Entonces quiso decir alguna de sus frases brillantes, pero se le aflojaron las piernas y se le enredó la lengua y no pudo mas que tartamudear ruiditos.
La bombardeó con flores. Le enviaba flores a su apartamento, en lo mas alto de un alto edificio de Rio de Janeiro. Cada día le enviaba un gran ramo de flores, flores siempre diferentes, sin repetir jamás los colores ni los aromas, y abajo esperaba: desde abajo veía el balcón de Eleonora, y desde el balcón ella arrojaba las flores a la calle, cada día, y los automóviles las aplastaban.
Y así fue durante cincuenta días. Hasta que un día, un mediodía, las flores que Nelson envió no cayeron a la calle y no fueron pisoteadas por los automóviles.
Ese mediodía, él subió hasta el piso último, tocó el timbre y la puerta se abrió".
EDUARDO GALEANO. El libro de los abrazos.
No te rindas. Esas son las tres palabras más útiles que uno puede regalarse a sí mismo, y regalar a los demás.
EDUARDO GALEANO. El libro de los abrazos.
No te rindas. Esas son las tres palabras más útiles que uno puede regalarse a sí mismo, y regalar a los demás.
lunes, 17 de agosto de 2009
¿Por qué pedirle a un hombre que está perdido que te guíe?¿Por qué te sorprendes si te conduce a la nada?
Herbert Brian y Anderson Kevin J. Cazadores de Dune.
Pienso que sería un error pedirle a alguien -perdido o no- que nos guíe. A la larga acabaríamos ciegos, sordos y hasta cojos. Por no decir, como dice la cita, sumidos en la nada.
Sería mejor -aunque más difícil- encontrar a una persona que haya elegido el mismo camino que nosotros, y que quiera -igual que nosotros- compartirlo.
viernes, 14 de agosto de 2009
Cara a cara con el peligro
El discípulo dijo al maestro:
–He pasado gran parte de mi día viendo cosas que no debía ver, deseando cosas que no debía desear, haciendo planes que no debía hacer.
El maestro invitó al discípulo a dar un paseo. Por el camino señaló una planta y preguntó al discípulo si sabía lo que era.
–Belladona. Puede matar a quien coma sus hojas.
–Pero también es verdad que no puede matar a quien se limita simplemente a contemplarla. De la misma manera, los deseos negativos no pueden causar ningún mal si tú no te dejas seducir por ellos.
Paolo Coelho
Conocí una vez a una mujer que tenía miedo de un pensamiento que se le había instalado en la cabeza, hasta casi transtornarla: Tenía pánico a la posibilidad de matar a alguien. No a alguien en concreto, sino a cualquier persona que se le cruzara por la calle. Lo que de verdad le atormentaba era su propio pensamiento, porque en realidad ella era incapaz de matar ni a una sola mosca.
Sin llegar al extremo de este ejemplo, a veces tenemos miedo a ese mundo invisible y sutil donde habitan nuestros pensamientos, como si ellos tuvieran el poder de materializarse por el mero hecho de aparecer en nuestra mente. Muchas de nuestras neurosis empiezan por este terror irracional a nosotros mismos, a lo que pensamos o sentimos, porque esa parte nuestra más civilizada o más social no puede soportarlos o aceptarlos.
Todo lo que sucede en nuestra mente es efímero, va y viene, esa es su naturaleza, y en toda la maraña que a lo largo del día pasa por nuestra cabeza, hay muchos pensamientos verdaderamente negativos, vergonzosos e incluso malvados. Ellos forman parte de nuestra psique, llena de todo lo que vemos, oímos, deseamos, odiamos, soñamos o imaginamos. Por eso, como si de un cajón de sastre se tratase, no deberíamos echar demasiada cuenta de todo lo que nos se cuela dentro, ni dejarnos llevar por ellos o analizarlos más de lo debido o dejar que participen en la imagen personal que tenemos de nosotros mismos. Y mucho menos creer que pueden hacernos o hacer daño. Todo lo contrario, esa espontaneidad nuestra nos viene hasta bien, porque asegura la creatividad. Después somos nosotros, -los verdaderos agentes filtradores de toda esa maraña-, los que debemos aprender a distinguir la simple basura mental de lo verdaderamente valioso.
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